¿A dónde vamos a llegar?

Voy a crearme algún que otro enemigo, ya que cuando uno expresa su opinión es lo que tiene.

El otro día asistí a un concierto de música clásica y no puedo aguantarme las ganas de escribir cual fue mi sorpresa al ver que de todos los asistentes que había las más jóvenes y voluntarias que había allí éramos mi amiga y yo, el resto nos doblaba la edad y algún que otro niño arrastrado por su familia.

Claro… es comprensible, era sábado por la tarde noche y dónde estar mejor que cenando y después de botellón en alguna calle escondida para pillar el “puntito” e irse de caza por los infinitos sitios destinados a éste propósito, no me extraña que el mundo vaya como va, se que seguro debe haber gente que prefiera una obra de teatro, un concierto de música clásica, pero no se me puede negar que éste tipo escasea, y mucho.

No me refiero a los que de vez en cuando salen, no…. Yo digo los que absolutamente todos los fines de semana hacen eso, esos que cuando da la casualidad te cruzas con alguno, algo que no es difícil, lo encuentras en una esquina haciendo sus necesidades en un WC imaginario ya sea en una esquina, en un coche o en la portería de su vecino.
Esos que uno de sus amigos por enésima vez arrastra hasta un bordillo al que poder sentarlo porque no se tiene en pie de la cogorza que lleva.
Esos que te piden algo y solo entiendes “daadeeidoadoo” y que no captan la indirecta cuando te giras y esperas paciente que se de por aludido y se vaya.
　

¿Es problema de los padres que no han inculcado eso a sus hijos o es problema de los hijos que no ven mas allá de una litrona y una laguna por la mañana?

Está claro que quien este leyendo lo que escribo dudo que sea de ese “grupito”, y estoy segura de que esa misma persona al menos conoce a una o a vivido algo parecido a lo que estoy contando.

Todo viene porque me molesta el típico comentario de “esta juventud es toda igual” . No, no somos todos iguales, el problema es que quien no lo es se le cataloga de asocial, que no antisocial que muchos equivocan el adjetivo, con esto no quiero decir que yo sea mejor ni peor, pero si odio que me pongan etiquetas gratuitas y me metan en el mismo saco, simplemente es una defensa a todos los que como yo prefieren un plan alternativo al “de siempre” y destructor sin piedad de neuronas.

Y como muestra también la orquesta que vi compuesta en su mayoría por gente jovencísima, que aunque cueste creer tiene ese tipo de intereses que la “generación nini” catalogaría de “raritos”.

Un olé por todos los que disfrutan con otras cosas, y que las ancianas de las panaderías y autobuses a las que se les llena la boca diciendo "todos los jóvenes son iguales" vean que no es así.